Otra realidad by Yanis Varoufakis

autor:Yanis Varoufakis [Varoufakis, Yanis]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Divulgación, Economía, Ciencias sociales
editor: ePubLibre
publicado: 2018-04-23T00:00:00+00:00

Fontaneros contra camareros

A medida que pasaban las semanas, la correspondencia adquirió el inevitable tono político. La primera pregunta de Eva tenía que ver con el tema que más le preocupaba desde la lectura de los mensajes de Kosti: que las empresas no pudieran contratar a un trabajador sin antes convertirlo en socio, y en igualdad de condiciones.

—Seguro que cuando quieres cubrir un puesto de poca relevancia debes poder contratar a alguien a cambio de una simple suma de dinero, ¿no? —preguntó.

—Claro —respondió Eve—, siempre que la tarea a realizar cumpla con el Criterio de Desvinculación.

Le explicó que, en la Otra Realidad, se introdujo el Criterio de Desvinculación —o CD para abreviar— para diferenciar entre el valor de producción que requiere un trabajo en equipo y el valor que puede crearse y medirse individualmente. Por ejemplo, cuando alguien llama a un fontanero para que repare una cañería reventada, el trabajo que realiza puede valorarse sin tener en cuenta el resto de las tareas que otras personas efectúan en el mismo edificio. Por lo tanto, aquí se aplica el Criterio de Desvinculación y los fontaneros no tienen derecho a reclamar una acción de la empresa; solo les pagan por el servicio que ofrecen.

En cambio, los actores aportan a una obra de teatro su gracia, talento y compromiso individual. Además, uno o dos aportan su categoría de estrellas al espectáculo, lo que estimula la venta de entradas. Unos cuantos tienen papeles relevantes que les permiten lucirse. Y unos pocos son simples figurantes. Sin embargo, cualquier obra de teatro es un buen ejemplo de una producción conjunta, en el sentido de que es imposible medir objetivamente la contribución de cada uno de los participantes; desde cada uno de los actores hasta el director, el escenógrafo, el iluminador y las muchas personas involucradas. Aquí el CD no es de aplicación. En esta clase de empresas basadas en el trabajo en equipo, se mantiene la norma «una persona, una acción, un voto» por la imposibilidad de medir de manera objetiva las contribuciones individuales. Las distintas aportaciones personales se recompensan, por supuesto, con bonos y primas por cuantía de importes diferentes. Sin embargo, no legitiman la existencia de diferentes cuotas de titularidad.

—¿Y qué ocurre con el camarero eventual de una cafetería? —preguntó Eva—. ¿Aquí el CD no se aplica?

—No, no se aplica —respondió Eve—. A diferencia de un fontanero eventual, los camareros forman parte de la cultura del café, de su producto.

Explicó que, además de poner cafés, participan en la creación de la atmósfera por la que pagan los clientes. Y lo mismo ocurre también en una oficina, en una fábrica, en el estudio de un arquitecto… Allí donde el producto final refleje la cultura del lugar de trabajo y las sinergias entre todos los participantes, el CD no se aplica.

—Pero parece una locura introducir semejante grado de rigidez en el mercado de trabajo —dijo Eva—. Seguro que representa un gran obstáculo a la disposición y capacidad de las empresas para contratar nuevos empleados.

—Ahí es donde te equivocas —respondió Eve—.

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